lunes, 17 de julio de 2017

Cuento infantil: MARY LA NIÑA DE LA YEGUA BLANCA

Mary

La niña de la Yegua Blanca


El susurro de los árboles le ha contado al viento, y el viento que es tan juguetón se ha colado por la ventana, para contarnos estas cosas que estamos por saber, es la historia de una niña; Mary, y de cómo conoció a su entrañable amiga Camila.

Si nos asomamos, cual discreto rayito de luna, a través de la ventanita del rellano de la escalera, veremos a Mary observar sus pantalones de mezclilla metidos en las botas negras, (ésas, las que lleva todos los fines de semana al rancho de su abuelo), mientras baja las escaleras y se coloca el suéter, sabe que debe llevar bien atadas las botas y bien puestos el suéter y el pantalón, porque si no, su abuelo la puede regresar a casa, y entonces Mary se  perdería de todo lo bueno, interesante y divertido de los fines de semana en el rancho.

¡Escucha!, a lo lejos se puede oír el: ¡tolón!, ¡tolón!, ¡tolón! de las campanas de la iglesia del pueblo, la inquieta niña de ojos color de almendra ya lleva en pié muchas horas, por lo menos 3 antes de que el campanero llame a misa.

En caso de que te preguntes: ¿por qué se levanta tan temprano?, La crujiente madera del piso de la casa vieja, te contará que desde los tres años, que dicen las tablas fue la época en la que Mary conoció a su abuelo, a ella no la despiertan los gallos con su ¡ki kiri ki!, ni el despertador con si estruendoso ¡RRRIIINNG!, o su padre con su clásico: ¡Arriba que empieza un nuevo día!, invariablemente la despierta el: ¡Crack, toc!, ¡Crack, toc!, que hacen las botas de su a abuelo. El se despierta muy temprano, casi de noche, y siempre le dice a la pequeña que es para: ¡ganarle al sol!

Mary es curiosa, y a diferencia de sus hermanos, Alejandro, Ricardo y Ana, que prefieren las cosas de la ciudad donde viven: las bicicletas, los patines, los amigos de la cuadra, las canicas, etc., a ella le encanta el campo, levantarse antes de que la luna se esconda en el horizonte, y perseguir borregos cuando el rocío aun está en el pasto, por eso su abuelo la espera todos los días de asueto, para que aprenda los secretos que la capital no puede regalarle.

Desde que Mary tenía 5 años, su abuelo la subía con él en Lady Elizabeth, una yegua, muy amigable, que le permitía a su abuelo montarla, desde esta especial montura, la pequeña lo acompañaba a ver los sembradíos de maíz, la ordeña de las vacas y la recolección de los huevos que las gallinas dejan cacareando.

El cabello café a los hombros y una gorra en la cabeza eran la protección de Mary ante el frío de la madrugada, aunque los cachetes y la nariz siempre le terminaban rojos de frío, nunca dejó de despertarse y salir corriendo detrás de las grandes botas tempraneras.

Una mañana fría de enero, Lady Elizabeth dio a luz una hermosa yegua blanca, a la cual bautizaron como Camila. El abuelo de Mary se la presentó a ésta, cuando era apenas una potrilla con las patas flacas y nudosas, que no se separaba más de metro y medio de Lady Elizabeth; al presentarlas su abuelo dijo:

~        Mary, ella es Camila y puede ser tu amiga si tu quieres, tan amiga como…

~        ¡¿En serio abuelo?!, ¿Mi amiga?, (interrumpió impaciente la pequeña)

~        Si, tal y como Lady Elizabeth es amiga mía…

~        ¿Iré a pasear con ella, y también podré hablarle al oído como tú?

Volvió a interrumpir Mary mientras daba saltitos alrededor de su Abuelo, ante la mirada dudosa y vigilante de Lady Elizabeth.

~        Sí, (contestó el, con un tono complicado y tierno), pero, por el momento, las dos son muy potrillas como para montar y pasear.

~        ¿Qué es POTILLA?

~        Una P O T R R R I L L A, es una niña chiquita de seis años muy preguntona, dijo el abuelo y se echó a reír estruendosamente.

A veces Mary lo veía reír así, pero nunca se explicaba porque, ella lo dejaba y no preguntaba más, ya que podía correr con la mala suerte de ponerlo de malas por preguntar tanto.

Ese día empezaron las enseñanzas, su abuelo la instruyó sobre la alimentación de Camila.

Como tocarla fue otra cosa, su abuelo le explicó, en una larga caminata por los senderos del cerro, que los caballos son seres nobles y también orgullosos, que es importante tenerles respeto y cariño para poder acercarte. Le contó que los caballos y las yeguas pueden ser peligrosos si los haces enojar o se sienten inseguros, también le advirtió que no debe asustarles y jamás ponerse detrás de ellos porque las patadas pueden ser muy peligrosas.

Al día siguiente practicaron con Lady Elizabeth, que es una yegua elegante, calmada y reservada, a quien Mary conocía desde pequeña, fue fácil acercarse y pedirle permiso a la hermosa yegua gris para poder tocarle la cara; pero ni su abuelo, ni Lady Elizabet permitieron, todavía, que se acercara a la potrilla.

Tuvieron que pasar varios fines de semana, en los que, su abuelo la instruyó sobre como convivir con los caballos. Cuando la novata amiga de los corceles, logró acercarse de forma segura y controlada, su abuelo y Lady Elizabeth, la dejaron aprender a como cepillar a un caballo, y cundo dominó la técnica, le enseñaron como se hace para que la inexperta potrilla blanca “Camila”, aceptara llevar a alguien en su lomo y, como mantenerse en él, auque Camila corra o sea juguetona.

Hablar con las yeguas y los caballos, era una de las lecciones más importantes para poder ser jinete y su abuelo tuvo especial cuidado en este punto.



Bajo un árbol llorón, su abuelo parecía un mago pronunciando palabras mágicas, era una tarde soleada, viendo al horizonte, le dijo que es importante ser clara, fuerte y muy cariñosa al hablar con una yegua.

 ~        Y... ¿cómo se hace eso? Preguntó con los hermosos ojos llenos de ansiedad por saber.

~        Se dice en las leyendas que los unicornios solo se dejan tocar por alguien puro y ellos saben muy bien quien se interesa por ellos genuinamente y quien no, eso es ser puro.

Antes de que su abuelo pudiera decir algo más, la pequeña comenzó a saltar y gritar como si fuera descendiente de una cabra salvaje.

~        ¡Los unicornios existen!, ¡existen!, quiero ser amiga de uno, por favor abuelo ¡enséñame!, ¡aprenderé rápido!, ¡los unicornios existen!

~        Pero chiquilla!, según tengo experiencia, si un tema te interesa, no pararas de hacer preguntas así que de la existencia de los unicornios hablaremos otro día

~        Pero tú dijiste…

Al amoroso y experto hombre de campo se le coló una risa en los ojos, como de quien sabe que ha sembrado una ilusión, y contestó: No, hoy no, otro día.

Pero claro, no importaba lo que su abuelo dijera, después de mencionar unicornios seguido de la palabra caballos, Mary ya tenía planeada la búsqueda del unicornio perdido amigo de su abuelo, junto con los niños de la comarca, que siendo francos siempre la seguían en todas su iniciativas, aventuras y experimentos.

Algunos meses pasaron y cada vez Mary se fue acercando más a Camila que al principio salía corriendo a esconderse detrás de su mamá, luego correteaba con Mary alrededor de Lady Elizabeth como jugando a las atrapadas, hasta que la mareada madre le ponía un alto con al nariz y la instaba a jugar con Mary en el pasto más allá de ella.

Mary comenzó a hablar con Camila con las palabras que le nacían del corazón y la yegua blanca la escuchaba muy atenta, ganándose con facilidad su confianza.

Poco a poco Mary se fue haciendo cargo de cepillar a Camila y fue testigo de las lecciones que la pequeña yegua tuvo que aprender de su madre: como correr, trotar, y brincar; que pasto es el bueno y cual no.

Le toco asistir al veterinario para las vacunas y revisiones que hizo el médico a la yegua, por eso ésta crecía sana y fuerte.

Ambas aprendieron juntas a ser compañeras y lo difícil que es aprender algo nuevo, y para ambas ¡todo era nuevo!



Las dos tenían pasiones similares, correr, el viento, el pasto y explotar el mundo, siendo cada vez más sabias y seguras sobre como caminar, pisar y correr en esta tierra.

Mary, que en ese entonces tenía 6 años aprendió ávidamente, y Camila, creció convirtiéndose en una joven yegua rápida y ágil, para cuando Mary tenía 8 años era capaz de convivir perfectamente con la yegua. Fueron siempre leales una con la otra y así fue como creció su amistad y se hicieron inseparables.

Ahora, por lo menos uno de los días del verano, están juntas desde el amanecer hasta el fin de la jornada, dejando las cosas del rancho a un lado. Salen muy temprano, sin hacer ruido, para no despertar a los hermanos, ni al padre de Mary, que duerme plácidamente. Mary sale junto con su abuelo a quien solo con una mirada comunica que ese día es solo para Camila y ella.

Todavía es de madrugada cuando ya están fuera, por eso saludan a la luna que aún alcanza a sonreírles, a veces con una cara redonda que lo ilumina todo y en otras con una rendijita de luz tímida, como un gesto de ojos de complicidad.

Ambas corren por el terreno de pasto inmenso durante horas, recorriendo prados con flores y árboles, visitan a la Ceiba donde vive Risha la gata negra, llenándose de experiencias y recuerdos; al anochecer, llegan al claro del arroyo, donde el agua se encuentra con piedras en desnivel, se estanca y suena suave, dejando ver el reflejo de la luna, en ese lugar las luciérnagas viven en gran cantidad, y hay un lecho de pasto para ambas.

A Mary le gusta llenar la crin de Camila de luciérnagas, escuchar el agua suavecita y acurrucarse en el pasto mientras observa las estrellas o a la luna, prometiéndole a Camila que solo será un momento, pero casi siempre Mary se queda dormida viendo el cielo rodeada de árboles y acompañada de su inseparable miga llena de luces en la cabeza.

Cuando pasa el ocaso y el último de los rayos del sol se esconde, y Mary no regresa a casa, su padre se preocupa, pero el abuelo le tranquiliza diciéndole que ellas están bien, porque van acompañadas una de la otra y que aunque son jóvenes son cuidadosas y responsables.

Entonces el abuelo se coloca un zarape, agarra una manta y le dice a su hijo que si quiere puede acompañarlo para encontrarla, el padre siempre sale tras el. El abuelo es la persona que más conoce a Mary en este mundo, y al padre de Mary siempre le sorprende como hace su padre para encontrar a su pequeña, el abuelo observa el cielo unos instantes, respira profundo el aire y así, de inmediato, sabe a donde ir por ella, el abuelo monta a Lady Elizabeth y susurra una palabras al oído de su vieja amiga y el padre de Mary monta a Ranfiel.

Después de llegar a una pequeña pendiente, descubren a Mary profundamente dormida en el pasto, Camilla llena de luciérnagas, parada cerda de la cabeza de la niña.

El abuelo baja de Lady Elizabeth, toma a Mary de su improvisado lecho y la acomoda en sus brazos, mientras le dice unos versos:



Ahora en mis brazos niña amada,

tal vez mañana solo en tu corazón yo esté,

Recuerda,

siempre que te acuerdes de mi,

Yo vendré a ti,

Para acunarte y abrazarte

Porque te quiero y siempre te querré.

Así entregaba a la niña a su padre que lo espera en su montura, la recibe con ternura, para regresar a casa, donde a Mary le espera su cuarto, iluminado por la noche, con la silla, la cama, su colcha blanca con un arco iris bordado por ella misma, las paredes llenas de dibujos, todas y cada una de esas cosas esperándola porque ella les da vida.

Su padre la coloca suavemente en la cama y la arropa, para que tenga un buen sueño, le da un beso en la frente que es más para el que para ella, mientras le desea una buena noche con estas palabras: Mary, soñando que sueñas que estas en un sueño, a veces ocurre que es realidad, ésta es, si tu te lo propones el mejor sueño que hayas tenido, siendo plena y libre, siendo tu. Los sueños salen del pecho y se podan en tus manos, pies y boca, llenan tus ideas y transforman tu rededor, Hija mariposa, ya te salen alas, pulpa palpitante, tu realidad es arcilla, que está en manos de una experta artista alfarera, ábrete y transforma… vuela…

 Mientras esto pasa, Camila en su propia cama cuenta a su madre sus aventuras, le cuenta acerca de las luciérnagas y el capo, de las flores y la luna… hasta quedarse dormida.

Ambas Mary y Camila, subidas en el mundo de los sueños corren o vuelan praderas, valles y nubes esponjosas, recorriendo cielos inmensos y azules.

Y así como te lo cuento lo dijo el viento, las tablas de la vieja casa, incluso las propias luciérnagas, y si te acercas y escuchas bien, tienen algo más que decirnos, dicen que el tiempo pasa igual que el sueño de una niña, así de rápido pasan los años y las incontables lunas, así los recuerdos y las cosas que vivimos se convierten en sueños de la noche pasada.

Un día la voz del abuelo, era solo un recuerdo, y el sonido de las botas: ¡crach toc!, solo son un eco en la cabeza de Mary, el abuelo murió y ella jamás pudo volver a escuchar nuevas historias de su boca, ni sentir sus brazos acurrucándola, el abuelo murió, y con el, se fueron miles de momentos no vividos.

Pero los mimos recibidos, las palabras dichas, lo que él le enseñó, eso queda como una huella que no se borra, siempre queda el sabor dulce de los buenos momentos al recordar.

Mary ha crecido, ahora cuenta historias a sus nietas, historias sobre unicornios y caballos, ríe a carcajadas y enseña a la pequeña Lara a montar, iniciando las lecciones con Camila, la yegua blanca, su amiga de toda la vida.

Ellas guardan en le corazón, en la piel, en cada decisión y cada palabra la presencia del abuelo, quien las acompaña desde los recuerdos, a recorrer esta enorme pradera que es la vida.

Escrito por: Elena Vega Ortega

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CUENTO INFANTIL: EL VUELO DE LA DRAGONA DE LA SUERTE

EL VUELO DE LA DRAGONA DE LA SUERTE

Había una vez, más dos veces, más tres veces más, más cinco veces más, menos diez… una dragona de la suerte, esta dragona contaba no solo con uno 1, o con  2, o 3 años, sino con un año más de 4, es decir, tenía 5 años de haber vivido en esta tierra.

¿Que como son las dragonas de la suerte?, ¡Hasta acá te escucho preguntarme!, pues verás: las dragonas de la suerte son seres libres y fabulosos que nacen de diferentes formas, colores y olores, no es fácil encontrarlas, verlas o inclusive detectarlas, puedes tener una en frente y no saber que es una Dragona de la suerte.

Nuestra dragona nació cerca Del Mar, una noche de luna llena, por eso su nombre es Mar por el momento le llaman Mar Chiquita o Chiquita Mar y de entre todos sus hermanos y hermanas, (aunque todos se parecen por que nacieron de la misma madre y padre), ella es inconfundible, por que además de llevar el nombre de Mar, también heredó su alma apasionada, su color azul intenso y un gusto poco común en los dragones por el agua.

También tiene pelillos blancos, espumosos y sedosos, que salen de su cabeza, que siempre trae parados y desordenados, no por que su hermana mayor no le acomode el cabello todos los días por la mañana, pero debemos comprender que cualquier cabello por más sedoso y peinado que esté siempre terminará revueltos después de investigar, conocer, preguntar, subir y bajar, conociendo el mundo.

Mar Chiquita no es toda agua marina, también es tierra, por eso sus patas son rosas y están coronadas con garras como la de los gatos, tiene una cola larga con una hilera de cuernos que inician en la coronilla de la cabeza, siguen por su espalda y termina con un cuernillo duro como lanza, y claro, ella posee un para de alas, todas las Dragonas sean de la suerte o no, nacen con un par de alas, que con el tiempo se hacen los suficientemente fuertes como para volar.

Por su corta edad Mar, tiene un par de alas con la estructura semejante a las de una libélula, imagínatelas, delgadas, transparentes y que todavía no la sostienen como para volar, por eso las dragonas de esa edad también son llamadas dragonas mariposas, pero, esto no ha detenido a Mar para intentar despegar los pies del suelo y hacer como las grandes.

Mar ha intentado volar moviendo rápido y fuerte sus alas, pero lo más que ha logrado es un dolor terrible en la coyuntura de la alitas. Su papa con paciencia tuvo que vendarlas y ponerles árnica para
que su Chiquita Mar pudiera dormir.

Su padre le dijo mientras maniobraba con las alitas:
-Mar tienes que ser paciente y no forzarte, evita lastimarte, CUIDATE, tienes que ser una Dragoncita juiciosa, ¡mira que morada tienes la espalda!!.

Entonces intentó subir a una silla y brincar desde ella para que la altura hiciera el trabajo y lograr volar, no sin antes haber ideado subir a un árbol, y hacerlo como los pájaros, pero antes de salir de casa, papá dragón le advirtió:
-      Mar, cuidado y subes al árbol y te avientas de él para ¡volar!, si lo haces además del chichón en la cabeza por tirarte de un árbol, te castigaré sin salir a las carreras de dragonas esta tarde, por no cuidarte.
-      Pero ¡papá!, dijo Mar (bajando los ojos al suelo y dejando caer los hombros), pero entonces ¿cómo voy ha volar???
-      No, hoy la lección que debes aprender no es la de volar, es como cuidarse.
-      Pero papá
-      No, si quieres mejor practica los bramidos de vuelo

Mar que había estado practicando los rugidos de vuelo por varias semanas no se sintió muy animada mas bien salió mascullando entre dientes, y pateando levemente con las patas rosas el suelo diciendo casi solo para si misma: ¿como es que se entero de mis planes?, aquí no la dejan a una volar y ser grande,  ¿y ahora que voy a hacer? Lo del árbol era una buena idea!!
Esa mañana se dio cuenta que lo de la silla tampoco era una buena idea, así que se puso a dar vueltas en círculos, dando saltitos de ves en cuando para ver si el aire hacia el resto y por fin lograba su primer vuelo.
Así la encontró su abuelo
- ¿Que haces Chiquita Mar?, le preguntó su abuelo intrigado y con una sonrisa como de quien disfruta mucho algo
- Estoy aprendiendo a volar abuelo
- Jajajjajajse escucho la risa sonora del abuelo en todo el patio, calmándose le explicó, pero Mar Chiquita, eres muy pequeñita, y además no comes piedra de fuego, que es parte importante del vuelo de los dragones, será mejor que pares y en lugar de dar vueltas en el mismo lugar, te prepares para acompañarme a ver a los borregos.
- Mmm ¿no podré volar?, le preguntó Mar un poco afligida.
- No todavía, Chiquita Mar, eres muy pequeñita, ten paciencia.
El abuelo Dragón se alejó confiado de que Mar Chiquita se le uniría en unos instantes para ir a cuidar
a los borregos que siempre necesitan atención y cuidados, cualquier otro día la pequeña lo hubiera seguido al instante con gusto, pero ese día no, Mar tenía en mente un proyecto mayor y más ambicioso, volar.

Las palabras Piedra de Fuego se quedaron retumbando en su cabeza, ya había visto como los mayores comían esta piedra de fuego y entonces, ¡podían hacer fuego!, pero no sabía que también era necesaria para volar, se quedó pensando un momento, las ideas iban y venían veloces, de repente, los ojos de Mar brillaron intensamente, una idea se había formado en su inteligente cabeza…

Y… ¿si como piedra de fuego?, ¡Entonces podré volar y además sacar fuego!, hizo un plan antes de llevar a cabo la tarea arriesgada de conseguir las piedras de fuego, una vez decidido el plan, lo llevó a cabo.

Como una experta espía secreta, hizo un esfuerzo por escurrirse en la cocina, abrió las gavetas del estante, hizo con ellas una especie de escalera, esto para llegar hasta las piedras de fuego que se encontraban en la parte más alta del mueble de la cocina, allí las colocaba (casi las escondía la esposa de su papá) ¿por que sería?, ¡seguro para que ella no aprendiera a volar rápido!.


Aún encaramada en el estante, le dio un buen mordisco a una de las piedras más grandes, el contacto de la piedra con su legua fue una sorpresa muy agradable, ¡sabia rico!, envalentonada por el buen sabor, le dio otra mordida y luego otra y otra, se comió 3 en total, pero nada mágico surgió en ella, esto no la desalentó tubo otra idea, volvería al patio a dar vueltas y saltos y comprobaría el resultado.

Entusiasmada bajó su improvisada escalera, salio al aire fresco e intentó de nuevo, pero no se sintió diferente, no hubo en ella mas fuerza de la común, no se hizo más liviana, sus alas no crecieron o cambiaron, también intentó hacer fuego pero nada salió de su garganta, la desilusión creció en sus ojos, su pancita estaba regordeta por tanta piedra de fuego que comió, pero nada había funcionado.
Al no ver cambios, Mar se aburrió y como la vida de las Dragonas no es solo volar y hacer fuego, con nuevos bríos se fue al prado donde están las flores más bonitas, al llegar escogió la más encantadora para olerla y hablarle de cosas que a las flores les gusta escuchar, ¡estaba tan contenta!, pero algo empezó a cambiar, desde su estómago se empezó a formar una calorcito rico que Mar no notó, entre más contenta el calor se hacía más intenso y le subía un poquito más, hasta que con tanta emoción, se le formó un hipido de fuego en la garganta que sin control salió de su nariz y boca ¡quemando a la flor!, ¡la pobre quedó toda negra y calcinada!

Mar se puso a llorar y corrió hasta la casa, ¡le salían hipidos de fuego a cada rato!!, fue quemando el pasto por donde pasaba, al llegar papá Dragón la encontró hipando fuego y llorando inconsolable.

Chiquilla!!!, ¿pero cuantas piedras de fuego te comiste?, ¿de donde las sacaste?, Mar tubo que tomar leche, combinada con agua, azúcar y hierba de nieve para calmar la constipación.

Con paciencia su padre le dijo:
Mar chiquita, ¿te acuerdas de lo que hablamos en la mañana, con respecto a cuidarte?, tienes que aprender a ser cuidadosa, si no te damos piedra de fuego todavía es por que tu estómago no las digiere muy bien y no sabes como funcionan, me imagino que descubriste que si sientes una emoción fuerte se forma fuego en ti y, si no sabes que hacer con el, puedes terminar quemando todo el Bosque.

Chiquita Mar, cuidarse quiere decir pensar que puede pasar si haces algo, cuidarse es preguntarse por que no se te permiten ciertas cosas, cuidarse es ver más allá de lo que quieres y comenzar a ver lo que está bien para ti, cuidarse es adelantarse a las cosas que pueden pasar y hacer no poner tu salud en riesgo, ni la de los demás, ¿me entiendes?.

-      Si papá. Respondió Mar con una tristeza profunda.

Estuvo afligida, toda la tarde, ¡la flor murió en sus manos por haber comido tanta piedra de fuego!, que horrible había sido la experiencia, Así la encontró su Abuelo, desconsolada, sentada en una piedra viéndose los pies.
-      Mar que tienes? ,
-      He quemado a la flor mas bonita del prado por que comí muchas piedras de fuego!!, dijo la Dragoncita mientras dos enormes lágrimas caían de su s ojos.
-      Jjajajajaj El abuelo volvió a reírse estruendosamente, pero Mar, te dije que eso era para adultos!, bueno como no te explique y parece que yo soy en parte responsable, te voy ah dar tu primera clase de vuelo, para que no andes intentando cosas arriesgadas y dejemos a las flores crecer en paz, ¿quieres?.
-      Mar se secó las lágrimas y volteó a ver a su abuelo con tristeza, pero la flor abuelo!!
-      Nena, no es tu culpa no saber controlar el fuego todavía, pero te voy ha decir un secreto, cuando tienes algo tan hermosos como una flor en frente y le hablas de esas cosas que se les dicen a las flores, y te sientas tan emocionada,  voltea hacia el cielo, lanza una rugido de felicidad así  graauuuuuuuu  el fuego saldrá si tiene que salir pero no quemará nada de lo que amas. M entiendes?
-      Rápidamente Mar se puso en la posición de un lobo que aúlla y dijo graauuuuu y el fuego que todavía tenía dentro de sí, salió hacia el cielo como si ella fuese una experta, y su llama descansó.
-      Muy bien dijo su abuelo fue magnífico!, jamás volverás ha quemar una flor.
-      Mar se puso orgullosa de si misma y entusiasta nuevamente.
-      ¿Y bien (dijo su abuelo) que hay de esas clases de vuelo?, ¿te enseño cosas importantes de viajar por los aires para cuando puedas volar?, ¿quieres? O ¿te quedas en tierra?.

Mar subí de inmediato al lomo de su abuelo el cual, de inmediato inició el vuelo.

Mar al sentir como el aire cambiaba y podía ver el suelo empezó a tener mejor animo, a cada tramo ella se ponía más entusiasmada y se movía ansiosamente.

-      Así su abuelo empezó a darle instrucciones, Ahora Mar, abre las alas y muévelas un poco, siente el aire bajo al alas,
-      Si los siento los siento, abuelo!!,
-      Ahora ciérralas como yo, aletea,
Su abuelo le fue diciendo que hacer y como, y ella se sintió volar aunque no se separó mas que unos milímetros del lomo del Gran Dragón.

-      Ahora vamos a internarnos a una nube, vas a tener que hacer tu bramido de “vuelo en la nube” para no chocar con otro dragón o dragona, haber enséñame como bramas.
-      GrrrrrRRRaaaauuuu! Bramó Mar con un tono agudo
-      Jajajjaja se volvió a reír abiertamente El enorme Dragón Dorado. Mar! ese no es el bramido de
vuelo en la nube!!!, Tendrás que practicar más!
-      La chiquilla entusiasmada le prometió que así lo haría y él le prometió que cada fin de semana le daría una lección de vuelo, pero con una condición, no intentaría practicar sola y se cuidaría más.
Ahora han pasado algunos años, no uno no dos, más, Hoy Mar brama en la punta de una montaña donde abundan las piedras de fuego, es el bramido de las Dragonas que hincan el vuelo, GrrraaauUUUU, extiende sus fuertes y ágiles alas, ahora sabe que el volar le llega a todas las Dragonas cuando es el momento y extender las alas es lo mejor que le puede pasar a una ser alado.


ESCRITO POR: ELENA VEGA ORTEGA

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CUENTO LÉSBICO DE ROMPIMIENTO: TU FANTASMA

TU FANTASMA

Vi a esa mujer abrazar al fantasma de su madre, -¡Está aquí!- dijo ella mientras abrazaba a otra mujer,
que abrió los ojos llenos de asombro y extrañes, el asombro que cualquiera tendría si fuera jalada hacia atrás en un abrazo efusivo, sorpresivo y poderoso.
Está aquí seguía diciendo ahora con los brazos vacíos observando las paredes, el aire, volteando hacia todos lados y reía.
Yo la veía sin dar crédito a lo que había pasado, esa mujer era mi compañera de trabajo, estaba fuera de sí, abrazando pacientes diciendo que su madre estaba ahí, una parte de mí decía -Qué bonito tenerla aunque no esté presente-
Mientras otra parte de mi pensaba en cómo redirigir la situación para llevar al grupo terapéutico a una situación de salud mental, sanar heridas y aprovechar el tema de las personas ausentes para el crecimiento personal.
Parecía que el grupo se salía de control, la mujer que había sido abrazada ahora lloraba, otra chica pidió un pañuelo y observé a otra llorar, alguien más empezaba a hacerlo, mientras mi compañera seguía a mitad del salón con sonrisa de encanto viendo al infinito.
Pensé: a enloquecido, ¡pero qué bonita locura!, tenerla otra vez, aunque ella se haya ido hace mucho, mucho tiempo.
Hice mi función, pensé en cómo llevar al grupo a resolver, re acomodar, re orientar, sanar o lo que necesitara hacer cada una de ellas con lo que pasaba en es ese instante, yo sé que ir en contra de lo que sucede sólo porque quiero el control, sería contraproducente, vino a mi memoria la voz de mi maestra: ¡úsalo! Lo usé, ellas cerraron sus ojos para cada quien estar con su fantasma…
Y yo con ojos abiertos vi el tuyo...
Lo primero que vi fueron tus ojos, que me veían otra vez con amor, iluminados y brillantes ojos de colibriza ante su flor, nada de vacío, de estar pero no estar, nada de impaciencia o desamor, otra vez tus ojos alegres viendo los míos.
Sabía que no debía, que era una de esas cosas prohibidas que no debía hacer, pero dejé que tu fantasma se acercara, y vi tu boca, tu hermosa y carnosa boca acercándose a la mía, con esa sonrisa de mujer enloquecida de amor, que se acerca por un beso, tus labios rozaron los míos y me dejé
vencer por tu fantasma, te abrace.
Olí tu cuello, tu piel otra vez, mientras mi voz seguía guiando al grupo a imaginar el olor, los colores, las formas, sentir…
Te abrace fuerte, - te extraño tanto- le dije a tu fantasma, -aquí estoy, siempre, siempre, cada vez que quieras-, me dijo tu fantasma con la misma seguridad con la que tú me prometiste estar conmigo hasta los 90, -te extraño tanto, te esperé tantos años-, le dije, mientras tu fantasma me prometía estar como yo quisiera, cuando yo quisiera, donde yo quisiera, y disfruté el instante, sabía que tu fantasma decía la verdad, mientras yo le llamara tu fantasma estaría conmigo siempre.
Disfrute tus labios y el olor de tu cuello, la suavidad de tu piel, todo en un instante, mi propia voz me
distrajo, justo en el momento en el que en voz alta le decía al grupo:
-         Ahora, cuando esté bien para ti... abre los ojos para continuar con la sesión el día de hoy.
Tu fantasma dio un paso atrás mientras reía y prometía regreso cuando yo le evocara, y vi nuevamente las sillas, el suelo, las paredes del consultorio y en automático mi voz otra vez habló por mí diciendo: ¿alguien tiene algo qué compartir al grupo? Mientras sentía en mi cara una sonrisa idéntica a la de mi compañera al pararse y ver el espacio diciendo: ¡ella está aquí!
Llamé a tu fantasma todos los días dese entonces, estaba siempre, acudía siempre, nada detenía a tu fantasma, ni sus hijos, ni su trabajo, ni el cansancio o la enfermedad, ni el desamor o el desinterés, tu fantasma siempre estaba ahí, para mí. Siempre había wifi donde tu fantasma estaba, siempre buena comunicación, tu fantasma siempre me veía con amor y jamás peleamos.
Esa disponibilidad era sospechosa, tu fantasma no eras tú, su sonrisa era falsa y sus besos también, deje de pedirle que viniera, deje de soñar que estabas conmigo otra vez y hable con tu fantasma:
-Debo dejarte ir, no volveré a llamarte, sólo me hace daño.
- Aquí estoy cuando quieras- dijo como única respuesta.
A veces la llamo y le hago el amor, o la beso, tomo su mano o le cuento como me fue en el día, a veces veo tus ojos otra vez y luego la dejo ir, prometiendo no llamarla otra vez, pero donde está tu
fantasma siempre hay buena recepción, buen wifi, llegan los mails de mis pensamientos y ella siempre responde.


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Me puedes escribir a sociedadequilibrio@yahoo.com.mx
Gracias


Elena Vega

martes, 11 de julio de 2017

POEMA LÉSBICO EN PROSA: UNA DEBERÍA SER VIDENTE



  Una debería ser vidente

Una debería nacer vidente, como requisito para poder luego ser lanzada a la vida,
Una debería poder ser capaz de ver el futuro y corregirlo, transformarlo, mejorarlo,

No como en esas películas de Hollywood, en las que hagas lo que hagas sale mal o peor, No.

Una debería llegar a esta vida con la capacidad de ver el futuro y remediarlo.

Para saber desde antes que esa amistad era peligrosa, prohibida, que dolería, que yo haría daño.
Para saber que debí salir corriendo a buscar una solución “saludable” y enamorarme.

Una debería ser vidente y remediar el dolor,
Ese de haber aprendido y salir  a toda prisa para buscarla,
Y encontrarnos sin saberlo, ya con la vida y el corazón destrozado,
Ese dolor de creer ser feliz y no saber lo que le habías pasado y lo que en el futuro… sucedería.
Una debería saber que esa mujer a la que amaba tanto, me rompería el corazón.

Una debería ser vidente para saber que después de que se fuera, yo buscaría a otra para amar,
Y me rompería el corazón y dolería tanto porque era llover sobre mojado,
Y el dolor alumbraría como lucecitas de un árbol de navidad mis heridas,
Esas desde donde hiero a quienes más amo.

Una debería ser vidente para ver las lucecitas prendidas y curarlas desde antes, desde el origen,
Antes de herir, de enfermarla, de romperle el corazón… una y mil veces le rompí le corazón.

Pero una no es vidente, y nací ciega de las emociones, sorda para curarme, y me equivoque.
Solo vi que me rompió el corazón, vi el dolor que me cegó, y no vi las las heridas sino hasta después…
Una debería ser vidente.

Una debería ser vidente porque esta vida es inesperada, cruel, da vueltas y se retuerce,
Nada más nacer nos avientan sin paracaídas, como si se tratara de ser equilibrista sin red,
Sin vuelta atrás, sin forma de evitar o corregir; un error… y al precipicio.
Una debería ser vidente, llevar una manual o una linternita que ilumine
Pero una nace mortal.
Elena Vega


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 Gracias Elena Vega

CUENTO ERÓTICO LÉSBICO: ROMPIENDO EL CELIBATO

ROMPIENDO EL CELIBATO

Camila se encontraba prestando con verdadera y auténtica concentración a la junta de trabajo, los índices, el promedio, la manera en la que el producto se comportaba y la forma en la que las ventas
tendrían que mejorar para el próximo trimestre, anotando cuidadosa las precisiones y cambios que estarían bajo su responsabilidad, por hunas horas, las que la junta duraba, su pensamiento no estría rumiante en lo que había ocupado su mente los últimos 9 meses, la ruptura, ella se fue, se fue, se fue, y la canción repetitiva de Calamaro: ella no va a volver y la pena me empieza a crecer adentro, la moneda calló por el lado de la soledad…
En ese instante de concentración y descanso, un estruendo se escuchó al fondo de la oficina, Juan un compañero de trabajo había tirado estrepitosamente su taza de café, volteó a verlo y pudo seguir su movimiento, sus ojos de manera involuntaria se fijaron en la fuerza de sus piernas y lo marcadamente pegado del pantalón, demasiado tarde se dio cuenta de su mirada lasciva, en cuanto pudo cambió la postura y desvió la mirada.
Esto sí que es grave pensó, una cosa es que las mujeres  me muevan el piso pero que un hombre esté sacando estas miradas y este deseo era algo grave.
¿Será que el celibato de 9 meses era demasiado?, la junta dejó de tener importancia y todo se vertió en la pregunta, ¿es momento de romper el celibato?
El cerebro dijo: toma manos a la obra con esto antes de que cometas una estupidez, ya vez como es tu cuerpo, caliente, cachondo, impulsivo, y ha hecho cada tarugada, a mí no me convence eso de que me aguanto, hasta que esté lista, siempre terminas haciendo una estupidez. El cerebro me dijo: cójete a ese o a esa, o a quien sea pero escoge, que no decida la impulsividad y el cuerpo.
El corazón me dijo: no, no estoy listo para que te metas con nade, pienso en ella, solo en ella, quiero cojerme con ella, estoy triste, la extraño, me duele lo que me hizo, todas cualquiera te hará lo mismo, se irá, no importa cuánto te diga que te ama o lo demuestre, se irá, tengo miedo de que vuelva a pasar, dame tiempo de sanar, dame tiempo de seguir llorando y sanando, es más no lo hagas nunca es peligroso, no quiero, no, no, no, no!, NO!
Pero su cuerpo reaccionó de manera violenta ante tal negativa, todo su cuerpo vibró ante las fuertes y nervudas manos de un compañero que le hacía notar algo sobre la junta. Y ante la contundencia de la sacudida el corazón callo y el cerebro trajo las palabras contenidas: te lo dije.
La bisexualidad es así, la posibilidad de dos caminos, de dos cuerpos, de dos miradas sociales y sensaciones físicas, dos maneras de vivirse y de vivir, de ser vista, de sentir y desear.
Podría decidir en este instante después de 15 años de estar sólo con una mujer, estar con un hombre, ¿quiero?, La junta estaba ya muy lejos, mientras su recuerdo fue recorriendo y acariciando el cuerpo de las personas a quienes había volteado a ver de manera insistente y llena de lujuria en las últimas semanas, esa hermosa mujer de las piernas torneadas y que mostraba los pies adornados con huaraches, la hermosa mujer que la hacía reír en el trabajo, cuantas veces tenía que retirar la mirada para no ver sus senos y su cadera redondeada, la mujer de los shorts que descarada se paseaba por las calles cercanas en estos últimos días de calor y ella claro.
Cuantas veces en estos meses no pensó en dejar todo lo que estuviera haciendo para tocar su puerta y sin pedir permiso o platicar, besarle y tenerla a placer.
Y estos dos hombres…
¿Estará el celibato diciéndome algo?, será que Baubo la pequeñas diosa con cuerpo de vulva y senos, que le baila y hace reír a Démeter en el momento más profundo de decepción y depresión por la pérdida de su hija, le hablaba a ella, a Camila en personas para decirle que es el tiempo de dejar la tristeza para tomar la vida nuevamente y rescatar a Perséfone, rescatarse. Here comes de son, como dice la canción.
Pero la decisión estaba tomada, sería una mujer, si lo hacía sería una mujer, por el deseo y por el miedo, pero más por el deseo, así que era tiempo de tomar cartas en el asunto, antes de que cometiera uno de esos actos impulsivos donde terminas con un compañero de trabajo sin condón cojiendo junto a la fotocopiadora.
Así que comenzó a buscar, ¿dónde?, ¿Quién?, ¿cómo?, su última pareja esa que duró 14? 13? Esos años que ya ni quería acordarse, la conoció en un grupo, por dónde empezar, siendo que los años ya habían dejado marca en su cuerpo, ¿dónde iniciar y cómo? La inseguridad y todas las ideas sobre la edad y el cuerpo fueron aplastados por el deseo, que una vez despierto no para.
Y 14 años son mucho tiempo, las cosas cambian, como la manera de conocer personas ahora las redes sociales eran una buena opción, desde fotos, vídeos en vivo de mujeres, invitaciones de sexo en grupo, invitaciones de todo tipo, pero una imagen no era suficiente, un cuerpo, unos labios, la respiración de alguien, su piel.
Así que inició haciendo citas con mujeres, algunas un fiasco, una no puede por sus hijos, la otra no puede por su marido, otra vive en otro estado o en otro país, citas con mujeres decepcionantes, una que no para de hablar y un beso frio sin lengua porque tiene que ser tierno y sin saliva, otra que solo habla de sus hijos y tenía que irse rápido y sin beso porque era la primera cita.
La mujer que tenía enfrente sólo quiere platicar de su amante y su esposo… mientras en el fondo de la mente de Camila la Versuit Vergarabat cantaba: donde habrá un bicho que camine para el asador… distraída imaginaba una mujer en sus brazos, sus caderas, y las suavidad de su piel y a lo lejos se escuchaba la 5 queja de la mujer que sostenía el té chai con leche deslactosada.
Todos los días un mensaje de una mujer diferente, una cita, y una tarde sin mucha expectativa, quedó con ella, ¿vamos al cine? Si, la llegada tarde fue importante, para encontrarla parada, tranquila y esperando, qué bien pensó Camila ¡si me gusta! Eso de las citas a ciegas era un lío, sin quitarle la mirada vio como ella giraba la cabeza y sonreía, esa sonrisa la cautivó, ¿qué quiere decir eso?
Esa mujer tranquila que había guardado de inmediato la sonrisa, se acercó completa así de alta como era, delgada y con piel apiñonada, se acercó con todo y cabello largo, labios carnosos y ojos color café.
Hola, un beso al aire, ¿vamos?, y fueron sin tocarse a comprar los boletos.
Camila se sentó a ver una película que le parecía absurda, mientras escuchaba de boca de ella lo importante que era la película en su historia de vida, pero para Camila lo que dominaba su pensamiento era la idea de: me atrevo o no me atrevo, le digo o no le digo, la toco o no la toco, para que el impulso no le ganara se mantenía escondiendo las manos debajo de las piernas para no hacer nada.
Ya avanzada la película decidió, no voy a atreverme a hacer nada, no la toco, no la beso, no le digo nada, cobarde de mí, me regreso a casa sin comerme una dona.
Pero la mujer de manos sedosas y dedos alargados que se sentaba a su lado, riendo por las tonterías de la película importante y absurda, alargó la mano y con un golpecito le dijo muy casual: ¡mira lo que pasó! Camila saltó de la sorpresa al sentir su leve contacto en la rodilla, como si una corriente eléctrica o una onda de placer la hubieran atravesado, puto celibato se dijo, ¡ni un toquecito aguanto! Pero al parecer fue algo que Margarita, había notado, y sin pensarlo mucho tomó la mano de Camila, suficiente acto para que la oleada de deseo volviera, y la recorriera toda de arriba abajo, respirando rápido gimiendo muy bajito y deseando aún más.
Pero se encendieron las luces y Margarita soltó su mano de manera violenta, salieron de ahí y la distancia enfrió la oleada de calor, que raro se dijo Camila, ¿será de closet, de esa chicas que no te dan ni la mano en la calle?
-          ¿Eres de closet?
-          No
-          Me agarraste la mano en el cine ¿por qué me soltaste?
-          ¿Qué no podía tocarte?
-          Sí, pero ¿por qué me soltaste?
-          No sé
Que confuso, su plática estaba en segundo plano, Camila solo pensaba mientras esta conversación seguía, ¿la beso, no la beso?, ¿qué onda con esta mujer quiere o no quiere?
-          ¿Cómo te vas? Te dejo para que tomes tu transporte dijo Margarita de manera sorpresiva
¿Le digo o no que me dé un beso?, casi llegando a la estación Camila jalando a Margarita le dijo ¿me vas a dejar así? ¿No me vas a dar un beso? Si claro que te lo voy a dar
La oleada de deseo, la electricidad otra vez, la cabeza mareada, ganas de quitarse la ropa ahí mismo.
La gente pasaba alrededor, y se veían obligados a observaban el beso, a mitad del paso de peatones, un beso intenso, labios, lengua, brazos, manos, cintura, senos, un beso largo lleno de ritmo, Camila jamás hubiera parado si Margarita no para y camina hacia otro lugar, un poco menos expuesto, la cabeza de Camila daba vueltas, y apenas podía caminar derecho, como si hubiera tomado 3 cervezas seguidas y un tequila, borracha de deseo y de oleadas de placer con choques eléctricos.
Margarita recargada en un árbol, la tocaba y la acercaba a su cuerpo, sus senos se rosaban mientas el largo beso seguía, mordidas, lenguas jugueteando, Camila estaba gimiendo, era necesario irse de ahí..
Le digo o no le digo, primera cita, no sé quién es, querrá, claro que quiere, está respondiendo muy bien y también gime, solo dilo, vamos a un hotel, solo dilo.
Camila abrió las piernas para sentir la pierna de Margarita entre las suyas y se perdió en el placer de lo que estaba haciendo olvidando que estaba en la calle, que era la primera vez que veía a esa mujer, vamos a un hotel escuchó su voz diciendo a lo lejos como si no fuera ella.
Vamos
En el taxi todo cambió, Margarita se alejó y comenzó a platicar de su vida, del trabajo, de López Obrador y la película, que confusión! Al entrar a la habitación del hotel Margarita seguía platicando, del pasado, el presente, el futuro y las implicaciones esotéricas de la existencia del tiempo, tema interesante y apasionante que Camila siguió con interés un largo rato, interminable y eterno como el tema del tiempo circular, continuo, infinito, mientras se preguntaba si sólo habían ido ahí para platicar, dejó pasar tres explicaciones físicas y cuánticas, y con calma Camila se atrevió a preguntar ¿Margarita, venimos solo a platicar? Porque si es así podemos ir a un café.
Su mano delicada y sedosa pero extrañamente fuertes la jaló a la cama, no, no venimos solo a platicar, ven.
De inmediato Margarita estaba encima de Camila, como había pasado de la silla a la cama a estar debajo de la mujer que la besaba no tenía idea, otra vez la oleada de deseo, la electricidad, solo de tenerla encima y sentir su cuerpo de mujer tuvo un orgasmo intenso.
Camila no estaba gimiendo, gritaba de placer, ¿me irá a callar? Shhh escucho desde un recuerdo lejano a uno de sus amantes decir, no grites, abrió los ojos para ver a Margarita para verla excitada, gimiendo también fuerte y con ojos cerrados, nadie callaba a nadie, que bien pensó Camila.
De alguna manera ambas se pararon y se quitaron la ropa, Margarita otra vez arriba, moviéndose dando especial énfasis en pegar su monte de venus con el de Camila, otro orgasmo intenso.
Con cada movimiento se cumulaban palabras en la garganta de Camila, palabras que se atoraron de manera dolorosa con el peso dela vergüenza de estar sintiendo lo que sentía, palabras como: cójeme, ya no puedo más, por favor mete los dedos… no fue necesario decirlo aunque le hubiera gustado, Margarita estaba bajando la mano, tocando por primera vez su vulva, un gemido especialmente fuerte indicó que sentirla tan lubricada fue muy excitante para Margarita.
Inició a penetrarla, todo el deseo y el placer se focalizó en su vagina, tuvo un orgasmo y otro, se movía como enloquecida, entonces fue cuando Margarita lo hizo, bajó la cara, y sin dejar de penetrarla mordió el clítoris de Camila el grado de placer era demencial y tuvo un orgasmo impresionante, como hacía mucho no sentía o tal vez no había sentido nunca, o el celibato de meses hacía que pareciera así.
Mientras Camila se seguía retorciéndose de placer Margarita prendió un cigarro, y comenzó a dar vueltas por la habitación.
No dejó que pasara mucho tiempo cuando ya estaba encima de ella otra vez, penetrándola y mordiendo su clítoris mientras Camila se deshacía de placer otra vez en la mano de Margarita.
Quien no paró hasta sacar las palabras atoradas de la garganta de Camila, era imperioso decirlas: estoy bien abierta, hazme lo que quieras, cójeme fuerte, como tú quieras, soy tuya,  gritaba Camila mientras sentía que algo dentro de ella se había abierto para recibir a Margarita por completo, el celibato es malo, muy malo, se repetía a sí misma Camila, mientras cubría su rostro con una almohada para tapar su cara enrojecida de la vergüenza de haber dejado escapar esas palabras.
Esta vez Margarita se tendió a su lado, diciendo: ¡que rico es esto, eres una cabrona!
Camila no entendió sus palabras pero si tocó el monte de venus de Margarita con suavidad, casi para que no lo notara y no se quitara, su vello era largo, sin recortar, comenzó a mover su mano y la sensación en la palma de la mano era tan excitante, el monte de venus de una mujer en su mano… que delicia… inició un movimiento más pronunciado y fuerte, y tocó el clítoris de Margarita, tan caliente, resbaloso por la lubricación tan abundante y Camila enloqueció sintiendo un nuevo orgasmo, era necesario sentir toda su vulva, saborearla y tenerla, así que abrió las largas piernas de Margarita, separó sus labios mayores y comenzó  a lamer, chupar, succionar y morder primero su clítoris, luego toda su vulva, para nuevamente concentrarse en su clítoris, su delicioso sabor y textura, Margarita estaba gimiendo y moviendo la cadera de arriba abajo permitiendo a Camila meter la lengua en su vagina, perdiéndose en ella, metiendo toda la cara dejando fluir el placer de Margarita a Camila y de Camila a Margarita.
Para penetrarla con mucha ansiedad, descubrió la vagina de margarita apretada, muy apretada, por el orgasmo intenso que estaba teniendo, y la penetró hasta que Margarita cerró las piernas y quedó de lado hecha un ovillo diciendo hija de la chingada eres una cabrona bien hecha, me tienes muy mareada.
¿Qué significará que soy una hija de la chingada? ¿Qué debo seguir o parar?, pero Margarita no abrió las piernas, se paró por otro cigarro y dio vueltas por el cuarto, Camila la observaba saciándose de ver su cuerpo desnudo caminando, sin mucho preámbulo Margarita soltó el cigarro se colocó encima de Camila y metió los dedos mientras se movía rítmicamente, un orgasmo tras otro sin parar, una oleada de ellos como un mar picado, que trae olas imparables y constantes, la constancia de lo que sentía era lo más impresionante, sin parar sin dejar de sentir, sintiendo, más y más, una ola tras otra, gemidos movimiento, el cuerpo de Margarita seguía arriba de ella cuando las piernas de Camila la rodearon par que no se parara por otro cigarro, para que no escapara.
Sólo sentirla, sentir su peso sobre ella, eso era lo que buscaba, es vieja viejísima sensación del cuerpo de alguien más sobre ella, era delicioso, pero esta vez era el cuerpo de una mujer, hace tanto no necesitaba sentir el peso, todos estos años necesitó más lamer, chupar, penetrar, dar caricias y pero no esta vez, esta vez necesitaba sentirse poseída, tenida, ser del otro cuerpo, pero la contundencia del cuerpo de mujer encima trajo una oleada más, el placer inició a ser más y más fuerte, más real y contundente, tuvo otro orgasmo…
Algo me está pasando pensó Camila, esto no es normal o si y todo este tiempo me lo perdió por estar con alguien equivocado, pero el cuerpo de esa otra persona se hizo presente, como la extrañaba, su piernas torneadas, su cadera amplia, las nalgas grandes y redondeadas, su vulva su olor… sus labios, sus ojos, la forma en la que se tocaban… la extrañó… soltó a Margarita.
No es justo pensar en estas cosas aquí, ahora, no está bien para nadie, algo me pasa, algo muy malo está pasando, el corazón habló otra vez, pasa que todavía la amas, pasa que las heridas no están cerradas y su recuerdo seguirá manando como la sangre de una herida abierta…
Pero su cuerpo reaccionó otra vez, al sentir a Margarita a su lado, caliente, tibia, suave, quiso abrazarla, pero ella ya se había parado, encendía otro cigarro mientras daba vueltas en la habitación, Camila se volteó boca abajo, para verla y dejar de ver el techo o la pared, el cuerpo de Margarita la regresó a ese instante.
Margarita soltó el cigarro y se puso sobre ella esta vez su pubis pugnaba por penetrar sus nalgas, el cuerpo de Camila habló, yo gano, gano yo, ¡yo!, un gemido salió de los labios de Camila, formado desde muy profundo, desde la garganta, desde el estómago, desde su sexo, esta mujer sabe cómo cojerme, sabe tanto como yo, y tiene tanto deseo como yo, de hacerme las cosas que yo le hacía a ella, otro orgasmo, el cuerpo decía gano yo…
El amanecer las sorprendió así, el tiempo jamás para, inexorable, eterno, cíclico, había que iniciar con el día, el trabajo, la junta, bañarse, llegar a casa.
El cerebro habló otra vez, ¿satisfecha?, ¿dejarás de hacer tonterías en el trabajo?, hiciste bien.
Su cuerpo también habló satisfecho… sí satisfecha, tengo para dos meses de tranquilidad, mientras se reía de su propia mentira.
El corazón dijo no, pero el cerebro le recordó, ella no te ama y jamás regresará, ¡cállate!, el corazón calló.
Camila volvió a besar a Margarita ya en la calle, antes de subir al taxi y entonces lo escuchó, “te amo” dijo la mujer alta que acababa de conocer, antes de cerrar la puerta del taxi, ya no pudo preguntar nada ni decir nada, el taxi arrancó, te amo, retumbaron las palabras dentro de ella que significa eso...
Una canción llegó a su memoria, yo no sé mañana, yo no sé mañana Si estaremos juntos si se acaba el mundo, yo no sé si soy para ti si serás para mí, si lleguemos amarnos o a odiarnos, Yo no sé mañana, yo no sé mañana, Quien va estar aquí