miércoles, 10 de febrero de 2016

CUÉNTO LÉSBICO: LA CARACOLA Y LA MAR

LA CARACOLA Y LA MAR

En el principio de los tiempos nació la Caracola, la primera caracola de toda la historia, desde que fue creada, la generadora del todo, la dadora de vida, coloco junto a la Mar, así que ellas se sabían y conocían, pero la Caracola, desde que ella recordaba vivía con el Caracol.

Ella no conocía ninguna otra forma de vida, nunca se cuestionó si era feliz  o no, si era posible vivir de otra forma.

Caracola vivía protegiendo, cuidando, obedeciendo, a Caracol, iba, venía,  bajaba, subía… donde la llevaba Caracol, Caracola vivía sin voluntad propia, siendo poco consciente de su situación.

Hasta que un día le ocurrió algo inesperado y que ella vivió como ¡terrible!, Caracol decidió dejar a Caracola, se fue diciendo que ella ya no le sentaba bien, que él ya había crecido demasiado y le era incómodo vivir en Caracola, y que iba a modelar una caracola más grande, dijo que esa era la ley de la vida, que era lo natural, que no era culpa de nadie, y de fue.

Caracola se quedó tirada en el fondo de la Mar, en la arena, triste, sin vida, sin movimiento, como muerta, no entendía nada, no quería entender, su vida había perdido sentido.

Así pasaron muchos años, y un día, ¡de la nada!, las cosas cambiaron, llegó a ella un cangrejo, primero se acercó poco a poco, ¡luego la tocó!, habló con ella, se convirtió en su amigo, y entonces le hizo la propuesta… lo que el más deseaba era vivir en ella en su obscura y protectora cavidad, ante lo cual ella aceptó contenta y de inmediato diciendo: ¡sí!

Al principio ella pensó que sería igual que con Caracol, podría ir y venir, viajar, moverse, conocer lugares, tener vida otra vez, pero hubo un problema, cangrejo era más duro, puntiagudo, la lastimaba por dentro, se movía más  rápido y la dejaba sola a menudo, no tenía nada que ver con Caracol, suave, lento, amoldado perfectamente a ella, empezó a sentir que lago no iba bien.

Tal vez extrañaba a caracol…  pero el recuerdo de caracol se escapaba de su mente parecía algo irreal, la vida con cangrejo era real, cotidiana, con fuerza la llevaba a muchos lados, conoció muchas cosas, re- conoció otras, y por momentos se sentía en armonía, ¡viva!

Pero no pro vivir con Cangrejo el solo la despertó, de un largo sueño, ella abrió sus ojos y sus sentidos y empezó a aprender cosas nuevas, así fue como supo, así fue como descubrió a la Mar.a09c59a990c84cee89ba58a37e715f8f

Disfrutaba mucho su contacto como una caricia constante, recordó que la Mar había estado con ella siempre, fiel, hermosa, perfecta, este descubrimiento fue lento, lento.

Ella seguía recibiendo a Cangrejo, le servía, lo cuidaba, lo acompañaba, se dejaba acompañar, por él, dejaba que la llevara de un lado al otro, pero poco a poco se dio cuenta de que ya no lo soportaba, cada vez que él se iba, ella dejaba que e La Mar la llenara todo por dentro, la acariciaba toda, llenándola de su olor a viento, a tormenta, a vida, arena, peces, olor a sal, olor a todo a nada olor a Mar…

Sentirla, olerla, escucharla, la llenaba de una dicha tan grande que la mareaba.

En un segundo revelador, de esos en los que se abren la puertas de tu mente, tu corazón y los ojos, Caracola se dio cuenta que estaba enamorada de La Mar, pero guardó el secreto, y su amor enmudeció,  por eso caracola se desesperaba, se frustraba y se llenaba de celos.

Porque Mar confesaba su amor a muchos seres, a las rocas, las focas, hacía le amor con La Arena todas las noches las tardes y los días, entraba en las cuevas profundas y tenía intimidad, amistad y amor  para muchos seres.

Caracola deseaba saber si a ella también la amaba, y que su amor fuera recíproco, así que se dio a la tarea de aprender el lenguaje de la Mar.

Aprendió ecos, sonidos, susurros, que la forma de cueva de la Caracola le permitían hacer, así se deshizo de Cangrejo, quien el día que ella le dijo: ¡no más!, se puso necio y trató de meterse en ella a la fuerza, pero Caracola sabía hacer unos ecos y sonidos tan ensordecedores y potentes que cangrejo temió que ella lo desbaratara, y nunca  volvió a intentar meterse en ella o rebasar sus límites y se fue.

Con sus nuevos aprendizajes  siguió practicando el lenguaje de la Mar, y descubrió como moverse a voluntad, con los ecos, el sonido, el agua, su forma y cavidad, disfrutó muchísimo  ser dueña de  su movimiento, de tomar decisiones, ir a los lugares que le fueran placenteros, a quien visitar, cuanto tiempo, descasar donde  deseara, y cuidarse solo únicamente a sí misma, libertad, autodeterminación, llena de las  cosas y  experiencias que más disfrutaba.


Así pasó el tiempo, lo que a  Caracola le parecieron solo días, porque encontró la felicidad consigo misma y disfruto de su libertad a plenitud, entonces recordó cómo llegó a eso, el amor, el amor fue la respuesta,  al principio creyó que fe el amor a La Mar, pero después se dio cuenta que fue el amor al placer de ser ella y  al placer de ser libre y gozar de la vida como nunca antes.

Y entonces decidió, llena, plana de sí misma hablar con La Mar y decirle de su amor secreto de años atrás y comenzó a decirle en susurros: Te amo…, y luego más fuerte y más fuerte, te amo, Te amo, ¡Te amo!, ¡TE AMO!, dejando que el sonido retumbara en toda la mar, fue un estilo de gozo y de dicha que Caracola no había sentido, la libertad de las palabras de amor.

La Mar se sorprendió tanto que se quedó en calma para escuchar esa declaración de amor, se puso contenta y meció con ímpetu a Caracola, y le decía:

-          Caracola conchita, concha  que linda, que bonita voz

-          Caracola me llamo y te amo Mar, Ámame mar, ámame

Y La Mar la acaracolesmó, se amaron intensamente, así pasaron muchos días, años, meses, segundos, siglos, amando en libertad, con autonomía, felices.

Hasta que nuevamente como todo, como siempre, las cosas cambiaron y transmutaron, porque con le tiempo Caracola se fue desgastando, erosionando, la vejez y el termino de sus días llegaron y desapareció.

Pero no del todo, heredó desde entonces a todas sus descendientas conchas y Caracolas, la voz y el lenguaje de la Mar, por eso si acercas una caracola a tu oído puedes escuchar un constan Te amo

Es caracola que sigue nombrando su amor en libertad.

Por: Elena Vega

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Elena Vega


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