LA CARACOLA Y LA MAR
En el principio de los tiempos nació la Caracola, la primera
caracola de toda la historia, desde que fue creada, la generadora del todo, la
dadora de vida, coloco junto a la Mar, así que ellas se sabían y conocían, pero
la Caracola, desde que ella recordaba vivía con el Caracol.
Caracola vivía protegiendo, cuidando, obedeciendo, a
Caracol, iba, venía, bajaba, subía…
donde la llevaba Caracol, Caracola vivía sin voluntad propia, siendo poco
consciente de su situación.
Hasta que un día le ocurrió algo inesperado y que ella vivió
como ¡terrible!, Caracol decidió dejar a Caracola, se fue diciendo que ella ya
no le sentaba bien, que él ya había crecido demasiado y le era incómodo vivir
en Caracola, y que iba a modelar una caracola más grande, dijo que esa era la
ley de la vida, que era lo natural, que no era culpa de nadie, y de fue.
Caracola se quedó tirada en el fondo de la Mar, en la arena,
triste, sin vida, sin movimiento, como muerta, no entendía nada, no quería
entender, su vida había perdido sentido.
Así pasaron muchos años, y un día, ¡de la nada!, las cosas
cambiaron, llegó a ella un cangrejo, primero se acercó poco a poco, ¡luego la
tocó!, habló con ella, se convirtió en su amigo, y entonces le hizo la
propuesta… lo que el más deseaba era vivir en ella en su obscura y protectora
cavidad, ante lo cual ella aceptó contenta y de inmediato diciendo: ¡sí!
Al principio ella pensó que sería igual que con Caracol,
podría ir y venir, viajar, moverse, conocer lugares, tener vida otra vez, pero
hubo un problema, cangrejo era más duro, puntiagudo, la lastimaba por dentro,
se movía más rápido y la dejaba sola a
menudo, no tenía nada que ver con Caracol, suave, lento, amoldado perfectamente
a ella, empezó a sentir que lago no iba bien.
Tal vez extrañaba a caracol…
pero el recuerdo de caracol se escapaba de su mente parecía algo irreal,
la vida con cangrejo era real, cotidiana, con fuerza la llevaba a muchos lados,
conoció muchas cosas, re- conoció otras, y por momentos se sentía en armonía,
¡viva!
Pero no pro vivir con Cangrejo el solo la despertó, de un
largo sueño, ella abrió sus ojos y sus sentidos y empezó a aprender cosas
nuevas, así fue como supo, así fue como descubrió a la
Mar.a09c59a990c84cee89ba58a37e715f8f
Disfrutaba mucho su contacto como una caricia constante,
recordó que la Mar había estado con ella siempre, fiel, hermosa, perfecta, este
descubrimiento fue lento, lento.
Ella seguía recibiendo a Cangrejo, le servía, lo cuidaba, lo
acompañaba, se dejaba acompañar, por él, dejaba que la llevara de un lado al
otro, pero poco a poco se dio cuenta de que ya no lo soportaba, cada vez que él
se iba, ella dejaba que e La Mar la llenara todo por dentro, la acariciaba
toda, llenándola de su olor a viento, a tormenta, a vida, arena, peces, olor a
sal, olor a todo a nada olor a Mar…
Sentirla, olerla, escucharla, la llenaba de una dicha tan
grande que la mareaba.
En un segundo revelador, de esos en los que se abren la
puertas de tu mente, tu corazón y los ojos, Caracola se dio cuenta que estaba
enamorada de La Mar, pero guardó el secreto, y su amor enmudeció, por eso caracola se desesperaba, se frustraba
y se llenaba de celos.
Porque Mar confesaba su amor a muchos seres, a las rocas,
las focas, hacía le amor con La Arena todas las noches las tardes y los días,
entraba en las cuevas profundas y tenía intimidad, amistad y amor para muchos seres.
Caracola deseaba saber si a ella también la amaba, y que su
amor fuera recíproco, así que se dio a la tarea de aprender el lenguaje de la
Mar.
Aprendió ecos, sonidos, susurros, que la forma de cueva de
la Caracola le permitían hacer, así se deshizo de Cangrejo, quien el día que
ella le dijo: ¡no más!, se puso necio y trató de meterse en ella a la fuerza,
pero Caracola sabía hacer unos ecos y sonidos tan ensordecedores y potentes que
cangrejo temió que ella lo desbaratara, y nunca
volvió a intentar meterse en ella o rebasar sus límites y se fue.
Con sus nuevos aprendizajes
siguió practicando el lenguaje de la Mar, y descubrió como moverse a
voluntad, con los ecos, el sonido, el agua, su forma y cavidad, disfrutó
muchísimo ser dueña de su movimiento, de tomar decisiones, ir a los
lugares que le fueran placenteros, a quien visitar, cuanto tiempo, descasar
donde deseara, y cuidarse solo
únicamente a sí misma, libertad, autodeterminación, llena de las cosas y
experiencias que más disfrutaba.
Así pasó el tiempo, lo que a
Caracola le parecieron solo días, porque encontró la felicidad consigo
misma y disfruto de su libertad a plenitud, entonces recordó cómo llegó a eso,
el amor, el amor fue la respuesta, al
principio creyó que fe el amor a La Mar, pero después se dio cuenta que fue el
amor al placer de ser ella y al placer
de ser libre y gozar de la vida como nunca antes.
Y entonces decidió, llena, plana de sí misma hablar con La
Mar y decirle de su amor secreto de años atrás y comenzó a decirle en susurros:
Te amo…, y luego más fuerte y más fuerte, te amo, Te amo, ¡Te amo!, ¡TE AMO!,
dejando que el sonido retumbara en toda la mar, fue un estilo de gozo y de
dicha que Caracola no había sentido, la libertad de las palabras de amor.
La Mar se sorprendió tanto que se quedó en calma para
escuchar esa declaración de amor, se puso contenta y meció con ímpetu a
Caracola, y le decía:
- Caracola
conchita, concha que linda, que bonita
voz
- Caracola me
llamo y te amo Mar, Ámame mar, ámame
Y La Mar la acaracolesmó, se amaron intensamente, así
pasaron muchos días, años, meses, segundos, siglos, amando en libertad, con
autonomía, felices.
Hasta que nuevamente como todo, como siempre, las cosas
cambiaron y transmutaron, porque con le tiempo Caracola se fue desgastando,
erosionando, la vejez y el termino de sus días llegaron y desapareció.
Pero no del todo, heredó desde entonces a todas sus
descendientas conchas y Caracolas, la voz y el lenguaje de la Mar, por eso si
acercas una caracola a tu oído puedes escuchar un constan Te amo
Es caracola que sigue nombrando su amor en libertad.
Por: Elena Vega
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Elena Vega
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